Distinción cuidar 7 ayudar y salvar en un cuento de hadas

8/25/2020 08:01:00 a. m.

Érase una vez, en el mundo de las hadas, la historia de dos hadas hermanas Cari y Cara. Nacieron una hermosa mañana de primavera junto al rocío de las flores, que es cuando nacen las más hacendosas hadas de los cuidados. Eran brillantes como los rayos del sol y el arco iris, e iguales como dos gotas de agua. Los augurios preveían que serían grandes hadas hacendosas y ayudantes. Y así parecía que era.

distinción de coaching ayudar y cuidar a través de un cuento de hadas

A medida que fueron creciendo Cari y Cara, se empezaron a evidenciar más y más las diferencias entre ellas. Cari era un hada de los cuidados abnegada. Siempre estaba dispuesta a dejar lo que tenía entre manos para ayudar a sus amigos a los que cuidaba, sobretodo si eran labores de ocio o para sí misma. Poco a poco, completaba su agenda con labores de ayuda. Sus amigos estaban encantados con ella ¡nos hace todo tan sencillo!

Por contraposición Cara no era tan diligente a la hora de ayudar a sus amigos. ¡No dejaba una conversación a medias con sus amigas para correr a ayudar a alguien! Cuidaba mucho de sí misma al igual que de los demás. Era también muy buen hada cuidadora, pero tenía un estilo diferente al de su hermana.

Cari cada vez descuidaba más su aspecto, ¡no tengo tiempo para estas cosas! Se decía a sí misma. Hay que reconocer que alguna que otra vez, se veía a Cari con un agujero en la camiseta o una manchita en los pantalones.

Al contrario, Cara, seguía tan resplandeciente y luminosa como el día en que nació. A su vez, los amigos a los que ayudaba estaban encantados con ella, ¡siempre te ayuda con una sonrisa en la cara!

Cari cada vez era más pequeña, le costaba más hacer las cosas, estaba cansada y a veces no llegaba a cumplir todo lo que se comprometía… Y un día cayó enferma.

Toda la Hondonada de las Hadas estaba preocupada por Cari. Era un hada muy querida. ¿Qué podría estar pasando? Algunas hadas de las flores se ofrecieron a cuidar de Cari hasta que se recuperase. El hada azul le recetó reposo absoluto: ¡no podrás ayudar a otros mientras estés enferma, Cari! Por lo que su hermana, Cara, la más preocupada y triste se ofreció a cuidar también de los amigos a los que ayudaba su hermana Cari.

Al poco tiempo, Cara tuvo una conversación un poco fea con un amigo de su hermana Cari. Don Zorro tenía una carrera muy importante y quería que Cara le llevase directamente a la meta para que pudiera ganar la carrera sin mancharse su precioso traje nuevo. 
  • ¡No me estás ayudando nada! ¡Tu hermana me habría llevado hasta la meta y habría ganado! - Se quejaba Don Zorro 
  • ¡Pero eso sería hacer trampas! - Alegaba sorprendida Cara 
  • ¡No me estás ayudando, aún tengo que hacer yo el trabajo! - Replicaba nuevamente Don Lobo 
  • Pero si te llevo a la meta, hago yo todo el trabajo, y entonces… ¿qué haces tú? ¿Qué te va a motivar a correr una carrera en el futuro? Además, ¿cómo vas a aprender y practicar para la próxima vez? Yo te ayudaré, pero nunca haré más del 50% del esfuerzo porque entonces la responsabilidad caería sobre mí y no sobre tí.

El problema parecía que no se resolvía y Don Zorro escribió una reclamación al tribunal de la Hondonada de las Hadas. Este se reunió y dio la razón a la entregada Cara: “las hadas cuidadoras están para ayudar y cuidar, pero no para hacer todo el trabajo y asumir toda la responsabilidad. ¡Son ayudadoras, no salvadoras!”. Y así quedó decretado que se debía de hacer.

A Don Zorro no le gustó la decisión, pero tuvo que acatarla. En las siguientes carreras, tuvo la ayuda de Cara, no para que le llevará directamente a la meta, pero sí en los entrenamientos y con la equipación. Cuando al mes siguiente, Don Zorro ganó la carrera, se puso muy feliz, más que las otras veces… Sentía algo diferente en su corazón: 
  • Es satisfacción - Le comentó Cara - Satisfacción porque en esta ocasión sí te has ganado el premio por tus propios méritos

Y Don Zorro le reconoció que tenía razón. Nunca más le iba a pedir a ningún hada que le llevarán directamente a la meta, ¡eso le quitaría toda la gracia y el mérito!

Pasados los días Cari se recuperó y volvió a brillar, sin embargo, su enfermedad había hecho que se quedara pequeñita y ya no podía hacer los grandes esfuerzos que hacía antes. De tanto ocupar el espacio y responsabilidad de los otros, redujo su propio espacio vital quedándose chiquita. Pero había visto cómo su hermana ayudaba a sus amigos sin asumir toda la responsabilidad y decidió que esa era la forma adecuada de ayudar. ¡Ya no se sería su salvadora, sería su amiga! Adquirió un nuevo lema personal "Asumo la responsabilidad que a mi me toca y te dejo a ti la que a ti te toca”. Además, aprendió que si no se cuidaba a sí misma primero, se quedaría sin energía para cuidar de los demás y eso no podía ser…

Y de esta forma, las hermanas Cari y Cara ayudaron a muchos nuevos amiguitos y fueron felices.

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