Estoy increíblemente agradecida. El otro día puede pasar toda la mañana abrazada a mi peque Abraham que estaba malito con vómitos y había pasado una mala noche con 7 u 8 despertares, en lugar de tener que ir a trabajar y dejarlo con otra persona o en la escuelita sabiendo que no debería llevarlo.

En mi camino de la maternidad durante estos dos años de pandemia hasta poder llegar hasta aquí para poder cuidar de mi peque he probado varias soluciones: una excedencia sin sueldo y con el riesgo de hipotecar mi carrera laboral y tener números rojos en la cuenta cada mes; el teletrabajo y no ser capaz de hacer bien, ni uno, ni otro; trabajo a jornada completa en una empresa que no me valora y me generaba acidez de estómago...

Cuando en septiembre de 2020 se acabó mi baja de maternidad tuve que tomar la decisión entre volver a mi trabajo anterior de consultora de transformación de organizaciones donde mis compañeros de departamento no me invitaban a tomar el café con ellos, y tras 3 años trabajando en la empresa me querían poner a prueba o una excedencia sin sueldo y sin ingresos.

Pero decidí ser sincera conmigo misma y aceptar que no quería volver a mi trabajo de antes de ser madre. La maternidad me había cambiado y habían cambiado mis prioridades: ya no quería trabajar para otras personas a las que no le importaba yo y les daba igual si me iba de excedencia 15 días o 15 años, quería crear un mundo mejor para mi familia y otras familias donde se les otorgue a los bebés y peques la misma dignidad que a las personas adultas y donde no se infantilice a la madres. Y lo hice a través de la crianza respetuosa y la maternidad consciente. Gracias a acompañar a otras familias y profesionales (coaches, doulas, asesoras de porteo, de lactancia, vendedores de ropa infantil, maestras y educadores, psicopedagogas, fisioterapuetas pediátricos...) como experta en crianza consciente y respetuosa he podido reinventarme profesionalmente y atender a mi hijo Abraham cuando me necesita.

Tras dos años acompañando a madres y familias en diferentes maneras (en tribus de crianza, talleres grupales de emociones, sesiones y procesos de coaching, con programas para aprender a organizarse en la familia y maternidad...)  , actualmente estoy teniendo mis primeros 5 clientes que van a formarse conmigo como expertas en crianza respetuosa y consciente y poniendo en marcha la formación con la que siento que puedo cambiar el mundo: creando un ejército de asesoras y expertos en crianza plena.