Contar esto hasta me da vergüenza… De no vender ni sesiones de coaching a 0€ a formar profesionales, asesores y especialistas en crianza respetuosa y maternidad consciente...

Cuando salí de la escuela de coaching en 2019, sentí “por fin vas a cobrar dinero por hacer lo que siempre había hecho con mi presencia y mi escucha activa. Sin embargo, no fué así, no conseguía hacer que las personas confiaran en mí y quisieran trabajar conmigo sus objetivos como clientes. Empecé teniendo sesiones como complemento a mi trabajo de consultora. Le ofrecía sesiones de coaching a las personas que me rodeaban. Mi primer cliente fue un compañero de trabajo que me pagó 0€. No tenía confianza en mí misma, por tanto ofrecía las sesiones gratis. No conseguí ni 10 clientes ese año. ¿Cómo iba a pensar en cobrarles dinero? En estas condiciones, no iba poder dejar mi empleo y dedicarme profesionalmente a esto.

Pero pedí ayuda, y ahí empezó mi proyecto de Mama Coach Institute. Me trabajé mi voz crítica y mi síndrome del impostor que me decían que había muchas personas mejor preparadas que yo. Trabajé lo que decía: ya no iba a contar algo de lo que no estuviera 100% segura. También he pedido mucha ayuda a personas que han tenido éxito antes que yo y aprender de su mentoría.

Aprendí a empatizar con mi bebé de una manera que lograba mantener la calma en las situaciones difíciles de la maternidad: los terribles dos, las noches sin dormir, las comidas (o más bien no comidas). Ya no siento que me esté retando cuando me mira sonriendo con el rotulador en la mano fuera del papel, ahora soy capaz de empatizar con él.

Aprendí a poner límites desde el respeto, tratando a los peques como a las personas adultas, sin quitarles su dignidad. Aprendí a mantenerme firme en mi decisión cuando tengo un peque berreandome en la oreja, moviéndose e incluso dando patadas al aire. Aprendí a no gritar y mantener la calma mientras lo hago. Y lo mejor de todo, aprendí a tener a mi hijo Abraham seguro

Aprendí que hay muchas otras madres y familias que están en la misma situación en la que estaba yo antes, desbordados, e incluso desesperados. Algunas de estas familias, ni siquiera eran conscientes de que la manera “tradicional” de educar, la de los premios y los castigos, la del sarcasmo, la de los insultos… no es una manera sana de actuar

Desde que me he centrado en ayudar a las madres y familias (a disfrutar de la crianza a través de la crianza respetuosa y la maternidad consciente), a acompañar a coaches, asesoras de lactancia o porteo, maestras y educadores a reciclarse o reinventarse en este tema, incluso a madres que quieren sacarse un sobresueldo yo que soy una persona a la que le cuesta madrugar, me levanto cada mañana con ganas de seguir trabajando, sin tener miedo a no ganar este mes, sin miedo a estar equivocándome o a estar perdiendo el tiempo, conciliando de verdad: estoy con mi hijo Abraham todo el tiempo que quiero estar y también hago otras actividades como bailar.. 

Si estás empezando desde 0, sé que los resultados a veces parece que tardan en llegar.

Pero sigue intentándolo. Paso a paso. Acción tras acción.

Espero que esto te inspire a continuar.

Esther