El pueblo de Covaleda de Soria vive del aprovechamiento forestal. Los bosques son muy importantes allí. Covaleda está rodeado de pinares y pastos y la fuente principal de ingresos de sus habitantes es la venta de madera. Por eso cuando talan y limpian el bosque lo realizan de manera muy cuidada y respetuosa con el mismo. De hecho, en caso de que se produjera un incendio forestal, todo el pueblo (cuando digo todo, me refiero a TODAS las personas del pueblo independientemente de la edad, oficio y condición) acude prestamente a extinguir el fuego y que los daños sean los menores posibles.

En las calles de Covaleda se escucha hablar continuamente de pinos y árboles, de hecho, desde chicos las gentes de Covaleda aprenden la leyenda del leñador, pues es frecuente contarla junto al calor de la chimenea en las frías noches de inviernos. No es una gran historia de aventuras como esas que se cuentan hoy en día, es la humilde historia de un modesto muchacho que estaba enamorado. Cuenta así la historia:

Hoy os contamos la historia

de nuestro amigo Damián

que nació sin pena, ni gloria

pero llegó a gran Capitán

Loco de amor él vivía

de su vecina Cristina

y para casarse quería

monedas de plata fina

Bajóse un día hasta el bosque

y así ganar dinerillo

que necesita pa’la dote

y cumplir su sueñecillo

Le dijo al gran capataz

“yo seré un gran leñador

puesto que soy muy capaz

además de muy soñador”

Damián ya tenía trabajo

“toma tu hacha, ya puedes talar”

Como leñador se puso a destajo

a talar, a talar, a talar

Diez pinos taló aquel día

un gran gozo se llevó

más feliz aún no se sentía

como si poco se esforzó

Madrugó más al día siguiente

“hoy más pinos talaré”

y hasta la luna sonriente

siete pinos taló él

“Qué raro” dijo preocupado

“menos pinos talé hoy.

Mañana estaré más ocupado

y más esfuerzo haré yo”

Pero este buen pronóstico

no, no se cumplió

y como un leño doméstico

menos madera taló

Y como este buen pronóstico

se pensó y no se cumplió.

Y fue buscando diagnóstico

pues menos madera taló

¡Qué triste y desazonado!

se encontraba Damián

con lo que se había esforzado

parecía un gran holgazán

Llegó el día más funesto

de todos los que trabajó

pues sólo logró sacar un madero

con todo lo que se esforzó

Rendido, triste y desazonado

fue a hablar con el capataz

para contarle todo lo trabajado

y decirle que se sentía incapaz

El capataz resabiado

le preguntó con prestura

conociendo como viciado

la causa de su desventura

¿Cuándo fue la última vez

que tu hacha afilaste?

Pues con tanta tozudez

seguro que lo olvidaste

En lo cierto el capataz

se encontraba con la causa

pues dejó de ser eficaz

de tanto esfuerzo y gana

Durante todo el siguiente día

lo dedicó a descansar

para recuperar energía

y la herramienta para trabajar

Cuando volvió al pinar

con energía para trabajar

incluso parando a descansar

consiguió su marca doblar

Y así, con estos consejos

de parar para mejorar

y quitándose de complejos

llegó a capitán capataz

Así que ahora os cuento

y os digo de verdad

que si queréis ser un portento

paréis para mejorar

Y no sólo os recomiendo

parar para descansar

sino también uséis el tiempo

para pensar cómo optimizar

Y aunque en vez de hacha

una sierra u otra herramienta usáis

para seguir la buena racha

este consejo cumpliréis