Como hemos comentado, la Organización Mundial de la Salud (y otros organismos oficiales de salud) desaconseja comenzar la alimentación complementaria. Esto es así por el insuficiente desarrollo del sistema digestivo. En ocasiones, se recomienda la introducción de cereales o papillas a partir de los 4 meses cuando el crecimiento no parece adecuado. Pero esto es un error y peligroso. A parte del nivel de maduración del aparato digestivo, la leche materna (y el sucedáneo) es mucho más nutritivo y calórico que cualquier papilla o puré que podamos introducir.

Cuando buscamos documentación sobre encontramos las siguientes premisas para empezar la alimentación complementaria autorregulada por el bebé:

Sin embargo, hay opiniones en contra o relajan alguna de estas premisas. Se comenta que el reflejo de extrusión puede ser reducido mientras nuestro peque juega con la comida. El mantenerse sentado es también otro de los puntos que se relajan. Esto es así porque es un hito de desarrollo que ocurre después de los 6 meses. Por eso se recomienda que el bebé se siente en el regazo de mamá o papá, lo que significa que además, aumentamos la capacidad de supervisión.

Cuando mi sobrino era pequeño, no quería comer, no sentía ningún interés por la comida. Cuando pasamos unos días de convivencia con ellos descubrimos cuál era problema. Como mapadres primerizos mis cuñados lo hacían lo mejor que podían, ¡como todos! y aprovechaban la siesta del peque para comer y cenar. ¿Es esto malo? ¡En absoluto! Sin embargo, el ejemplo es la forma más productiva de aprendizaje de los más pequeños. Él nunca había visto a nadie comer, ¿cómo iba a saber que eso se podía hacer y era bueno?

En nuestro caso, éramos más desorganizados, por lo que sus siestas no coincidían con nuestros horarios de comida, así que nuestro peque nos ha visto comer y beber durante toda su vida. Eso se ha traducido en que tiene interés por hacer lo mismo que nosotros y ser uno más. Antes de los 6 meses ya ha jugado con algunas frutas limpias enteras sin pelar (para jugar, no para comer), con vasos, con tazas, con cucharas... ¡cómo los mayores!