De vivir apesadumbrada por la culpa a vivir una maternidad radiante y con conexión

Hace un rato he tenido una sesión con Rocío y me hablaba de cómo siente la culpa de la maternidad a cada momento y en cada circunstancia.

Y me ha recordado cuando yo también sentía esa culpa de ser “una mierda de madre”, “ya lo has vuelto a hacer mal otra vez”, “puff, vaya desastre de infancia”...

A medida que me informaba y leía más sobre crianza respetuosa, y me encontraba con algunos profesionales que venden sus servicios o libros en base de infundir culpa en las madres y padres; cada vez sentía más culpa.

Hasta que un día dije ¡basta! y empecé a trabajar de una manera respetuosa también conmigo misma. Porque esta es la clase de crianza respetuosa en la que creo, la que es respetuosa con bebés y peques pero también con sus madres y padres.

¿Qué es lo que más me ayudó a trabajar la culpa en la maternidad?

Asumir que las heridas emocionales de mi hijo no son culpa mía. Nuestro cerebro es un cerebro preparado para la supervivencia, es rápido a la hora de tomar decisiones. Si estamos en el bosque y oímos ruido, debemos actuar con rapidez o de lo contrario otro depredador podría acabar con nuestra vida.

Para ganar esa velocidad nuestro cerebro se llena de sesgos, prejuicios, arquetipos, creencias y automatismos. ¿Y cuándo los crea? ¿Cuando tenemos el cerebro adulto bien formado y desarrollado? ¡NO! Lo hace principalmente en la etapa infantil cuando tenemos el cerebro en desarrollo y una conciencia mágica.

Es inevitable que ese cerebro en crecimiento interprete de manera incorrecta, que se cree heridas de situaciones cotidianas.

Por eso es importante, conocer los fundamentos de la crianza respetuosa, las etapas y los cambios en la conciencia y el cerebro de los peques (y de sus madres) para trabajar la culpa. Y no dejarnos llevar por los mensajes culpabilizadores de algunos profesionales “respetuosos”.

Tanto yo como las personas que trabajan conmigo estamos aprendiendo de la culpa buena, la que nos permite avanzar y desterrando la culpa mala, la que nos frena, la que nos hace pequeñas, la que nos hace ir dando bandadas de un estilo sobreprotector a otro permisivo.

Yo sé que esto es muy fácil cuando se cuenta. Es sencillo de contar, pero muy complicado de poner en marcha. Por eso necesitas un acompañamiento adecuado y respetuoso también contigo como madre o padre.

Porque solo cuando te liberes de la culpa que te frena podrás realmente conectar con tus peques y tener la maternidad y crianza consciente que deseas.

Espero que esto te inspire a continuar.

Y si quieres que trabajemos juntas y analicemos qué te está limitando y cuáles pueden ser los pasos concretos a dar en tu situación personal particular, tienes el enlace para reservar tu sesión: https://calendly.com/esther_mama_coach/60min

Esther